Messi-Neymar-Suárez. Con eso fue suficiente. El Barcelona se aferró a su tridente mágico para derrotar al París Saint-Germain, devolverle el 3-1 que encajó en el Parque de los Príncipes y acabar líder de su grupo, lo que le permitirá disputar en casa el partido de vuelta de los octavos de final, como era su deseo.
El Barça ataca o defiende, ha dejado de jugar a fútbol, o al menos juega de una manera diferente a como solía cuando mandaban los centrocampistas, porque su idea del juego colectivo ha perdido peso ante el poderío de sus delanteros: Neymar, Luis Suárez y Messi. Marcaron los tres y los azulgrana se apuntaron una victoria muy estimulante por la categoría del rival, hasta ayer invicto; por el escenario, pocos como el Camp Nou; y por la entidad del torneo, la Copa de Europa. El Barça entrará en el sorteo de octavos con ventaja, como primero de su grupo, después de protagonizar un meritorio remonte ante el PSG: 3-1, cerrado por el omnipresente Luis Suárez.